Aplicación nativa o híbrida

Con la llegada del Smartphone, los teléfonos móviles ganaron una amplia gama de funcionalidades que antes no podíamos ni imaginar gracias a las aplicaciones, pequeños programas que se instalan en el dispositivo como si de un ordenador de bolsillo se tratase.

Y, exactamente igual que con las computadoras, cada fabricante tuvo que elegir, o desarrollar, el sistema operativo que el aparato iba a tener instalado y que se iba a encargar de hacer funcionar esa maquinaria perfecta.

Para los consumidores, esto supone una maravilla, hay más opciones donde elegir la que más se adapte a sus preferencias, pero para los desarrolladores el concepto no era tan bonito, cada sistema operativo precisaba de un lenguaje de programación y una metodología propios de cada plataforma.

Al ser necesario disponer de unos conocimientos concretos para programar aplicaciones en cada plataforma el desarrollo de aplicaciones convirtió en un tipo de trabajo caro, difícil de mantener y, en ocasiones, demasiado prolongado en el tiempo, sin contar con que existía la posibilidad de que el sistema operativo se actualice y algunas funcionalidades dejasen de funcionar en las versiones más nuevas.

Entonces alguien tuvo una gran idea, ya existían las páginas web responsive, que se visualizan perfectamente en los dispositivos móviles, y las aplicaciones web pueden cubrir perfectamente cualquier necesidad, así que… ¿por qué no camuflar una aplicación web de forma que parezca nativa? Y entonces se creo el binomio híbrido/nativo.

Con estas posibilidades, los clientes podían elegir si deseaban invertir recursos en una aplicación nativa, desarrollada con la metodología propia de cada plataforma, o crear una aplicación multiplataforma que pudiera funcionar en todos los sistemas operativos sin tener que programar dos veces, la primera opción es más robusta, la segunda más barata.

Las tecnologías híbridas comenzaron a evolucionar ampliando funcionalidades y capacidades mientras que el entorno nativo de cada sistema operativo, sí que se renovó, pero seguía siendo muy diferente dependiendo de la plataforma. Así pues, muchos desarrolladores apostaron por el desarrollo híbrido ya que la diferencia en rendimiento cada vez se notaba menos.

Y entonces, por 2015, Google nos sorprende a todos con su framework Flutter con el cual se pueden desarrollar aplicaciones nativas, sin necesidad de escribir códigos específicos para cada plataforma, es decir, junta lo mejor de lo nativo con lo mejor de lo híbrido.

Yo, en lo personal, utilizo Flutter para desarrollar mis aplicaciones y mi experiencia ha sido excelente: el rendimiento es bastante bueno, el desarrollo es rápido y sencillo y se puede hacer todo lo que se quiera.

Ninguna de las tecnologías es mejor, cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, lo realmente importante es elegir una con la que cada uno se sienta cómodo y especializarse en ella.